Welcome to my mind-heart

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martes, 25 de octubre de 2011

Cuando empieza algo no lo puedes parar.

Alguien me dijo alguna vez que las
mejores cosas llegan por casualidad,
desde ese momento he parado de buscar,
y es que cuando empieza algo
no lo puedes parar.


Veronica Msoto

Y ¿sabes qué?

No, nunca habría podido ser eso. 
Y ¿sabes qué?,
 Tú lo eras para mí. 
Por eso me fui, no podía soportar que el sentimiento más grande que había sentido por nadie, no fuera recíproco. 
Me fui para extrañarte. 
Me fui porque te quiero.

Verónica Msoto

martes, 18 de octubre de 2011

Desde que encontré tus labios

Desde que encontré tus labios, como una mariposa al descubrir su miel; necesito tu boca para embriagar mis noches, y tus manos sedientas que alimentan mi piel.

Anónimo

sábado, 15 de octubre de 2011

Sí, os hablo de ese tipo de amor.


He conocido muchos tipos de amor.

El primer amor, ese chico un curso más mayor que tanto te gustaba de pequeña y observabas de lejos en el recreo hasta que un día te armaste de valor y decidiste por fin comenzar a hablarle. El mismo que te robó tu primer beso, y por ello, también, un trocito de tu corazón... 
También aquel amor imposible que aunque nunca llegó a comenzar, te marcó y te marcará toda tu vida, sin poder dejar de preguntarte nunca qué hubiera pasado.
Todos esos amores baratos de un rato, que duran tanto como un beso. El amor platónico, el de toda la vida. Y también ese amor incondicional, el de tu madre entrando por la noche a la habitación para abrazarte, intentando calmar tu angustia, pretendiendo que dejes de llorar o simplemente llorando contigo. El mismo amor que llega en el abrazo de esa gran amiga, cuando estabas totalmente destrozada...

Destrozada por otro amor, un amor grande, sincero, más maduro. Ese amor en el que creías, y pensabas con todas tus fuerzas que sería el verdadero, el definitivo. El que hizo que todos tus amores anteriores fueran simples caprichos, y los apartó a un segundo plano. Un amor tan intenso y bonito como frágil y doloroso. Sí, os hablo de ese tipo de amor, el que es capaz de subirte al cielo, pero que luego te suelta de golpe desde lo más alto… 

El mismo amor por el que se nos quitan las ganas de volver a amar.

Verónica Msoto

miércoles, 12 de octubre de 2011

Miedo

- Eres feliz?
Ella asiente con la cabeza.
Despues abre los ojos, soñadores y mojados con pequeñas lagrimas transparentes, brillantes de amor, preciosos.
Él la mira.
- ¿ Qué ocurre ?
- Tengo miedo
- ¿ De qué ?
- De no ser nunca tan feliz como ahora..

Querida amiga:

Querida amiga, que a mi también me han roto el corazón, pero aquí sigo. Con mis días buenos y malos, pero sigo. Con sonrisas y alguna que otra lágrima, pero sigo. A palos, sí, pero sigo. Porque ser valiente no es luchar y aferrarte a alguien con todas tus fuerzas, o pasar las noches en vela llorando esperando a que regrese...

Las verdaderas valientes somos las que sabemos decir ''Hasta aquí'', y poner fin a las mentiras, a la angustia, al sufrimiento... A ese cúmulo de cosas que llegan cuando el amor se va. Porque tarde o temprano se irá, y es algo que hay que saber aceptar. Las fuertes no son las que perdonan una y otra vez, las que hacen mil cosas por recuperarle e intentan por todos los medios hacerle el boca boca a sentimientos que hace tiempo que están muertos...

Las fuertes de verdad somos las que decidimos marcharnos. Las que aprendemos a olvidar, aún sabiendo lo que eso cuesta. Las que nos levantamos de la cama sin él y afrontamos un nuevo día con la mejor sonrisa. Las que sabemos que si realmente quiere volver; volverá. Y que si no vuelve jamás habrá merecido la pena. Porque sentir dolor es inevitable pero sufrir es opcional. Y somos de las que decidimos no sufrir. De las que sabemos que merecemos ser felices.
Y eso no significa que queramos menos que las demás, simplemente tenemos un secreto que hemos aprendido con el tiempo y las decepciones: querernos a nosotras mismas por encima de cualquier cosa. Porque, si no lo haces, estás perdida. Y ya vendrá otro que te haga vibrar de nuevo, porque tienes toda la vida para encontrarle. Así que no desesperes. Que a tu lado tendrás siempre lo que te mereces, que no es poco. Y él ha demostrado ser bastante menos que eso. Y es que, querida amiga, como podría yo explicar que la pena dura tanto como quieras tú seguir llorando...