Welcome to my mind-heart

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sábado, 5 de octubre de 2019

¿Cómo confiar en unas manos?

Confianza,
 aquella que tanto cuesta ganarla y tan poco en perderla.
Aquella misma que cambia en cuestión de segundos, acelerándose el corazón cuando caes en ella ya que estás brindando lo más valioso de ti a la persona que la recibe. 

Confianza, cuantas veces te dañaron y aún así, sigues en pie. 
¿Por qué a veces te alías con el miedo? 
Aquel que te paraliza, que te distorsiona y que puede hacer que te sientas perdida. 

Cuando todo es tan sencillo, a veces nos cuesta entender lo bonito que es confiar en alguien. 
Ese procedimiento duro para todos aquellos que algún día les faltaron lealtad pero que siguen creyendo empedernidos en el amor
Lo más poderoso que alguien te puede ofrecer, aquella que implica poner tu corazón en una mano; esas delicadas manos que lo pueden sostener con delicadeza o romperlo en pedazos. 

Benditas manos
que rozan por todo mi cuerpo y el cabello se eriza, 
aquellas que puedes tocar por horas recorriendo cada milímetro.
 Aquellas que pretendes agarrar y no soltarlas porque es ahí donde has empezado a sentirte segura de que son ellas las que deben estar con las tuyas. 
Aquellas que dejas que te roce cada centímetro de la piel, las que te dan confianza, te secan las lagrimas y te dicen disfruta del viaje sin miedo. 

¿Por qué le cuesta al ser humano tanto confiar en alguien? 
Será que aquellos que viven ensimismados no aprecian cada segundo que la vida nos ofrece y todo lo que está experiencia llamada vida nos regala. 
Dirigen su vida con egoísmo, frustración, inseguridad y lo único que consiguen es hacer pequeños a los demás. 
Las únicas personas que se salvan de esta crisis humanitaria, son aquellas personas leales a sus principios, honestas consigo mismas y con los demás; 
aquellas que son tan naturales que da miedo. 
¿Cómo es posible que todavía queden personas así? 
Y así sucede, de repente te das cuenta que esas personas son la esperanza de la humanidad. 

Y no dejas de pensar en aquellas manos que te hacen sentir viva, que agradeces que al fin y al cabo la vida te ofrezca de una manera tan inesperada lo que mereces. 
Aquellas manos que tienen las mismas ansias que tú de poder ser felices, de no querer perder su tiempo vagando y probando suerte entre otros cuerpos. 
Ese preciado y valioso tiempo que no espera por nadie, que no se detiene y cada milésima de segundo te recuerda que estás vivo, que no quieres malgastar ni un minuto de tu vida porque ya perdiste bastante. 
Y que ganas, que ansia más viva de volver a verlas, de perder mis sentidos, mi boca y desnudar mi alma entre ellas. Sentir como me tocan y avanzan por mi piel, aquellas manos que hacen contraste con mi tono claro y observas lo bonito que es tener esas manos con tanto color, aquellas que han sobrevivido a apocalipsis y tienen ahora tempestad; tan llenas de historias como de cicatrices. 
Aquellas que te tocan como si de una escultura de Michelangelo se tratara, convirtiendo el mármol en carne; que te esculpen hasta el alma y brota tal nudo en el estómago que llega hasta la garganta. 

Aquella boca que solo sabe más que esperarte, porque tu ausencia a veces pesa más que los miedos. 

Ese brillo en los ojos que desde el principio te dijeron la conexión que tenían con los tuyos, que solo bastaba una mirada para saber que estaba pasando. 
Aquella mirada que te desinhibe, con la cual no percibes el tiempo que tanto valoras, aquel que solo quieres detener para quedarte a vivir en ellos. 

Que el Amor no sabe a sufrimiento, que se disfruta, que se vive. 

Que la confianza se gana y tu ganaste el partido por goleada.  Aquella que te deja ciego, y te recuerda que los ciegos escuchan mejor y tienen mejor olfato, y es en aquel momento en el que hueles que estás en el sitio y con la persona correcta. Aquella que te planta flores en los ojos con cada orgasmo. 
Diré que es mentira que sabes descongelar corazones y lo haré mientras lloro para ocultar que mi pecho está algo mojado. Que no quiero pertenecer a otras manos; a otra cama que no huela a ti. Ese olor que impregna mis fosas nasales mientras me quedo dormida en tu pecho. Ese pecho que alberga un corazón que late muy despacio y me recuerda lo bonito que es haberte conocido una noche cualquiera de un día inesperado y convertirse lentamente en la nicotina que quiero fumar todos los días




 - Sentimientos encontrados -

5/10/19 London, (United Kingdom)Verónica Msoto


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